jueves, 15 de marzo de 2012

Arqueología: Artículo crítico: Los hombres del Ciervo Rojo…una dudosa nueva especie humana


La noticia de un nuevo estudio sobre restos óseos humanos procedentes de dos cuevas del sudeste asiático ha sido recogida con excesiva rapidez por la prensa como la documentación de una nueva especie humana en el ya complejo panorama de la evolución humana. En realidad, el estudio presentado en la revista científica “PLoS ONE” no permite la aseveración de tal posibilidad con rotundidad, siendo los propios autores los que afirman que es tan sólo una de las hipótesis de trabajo. Por lo tanto, la afirmación del descubrimiento de una nueva especie dentro de la Evolución Humana  sólo se puede enmarcar en la frenética carrera por ser el primero en publicar una rama más en la poblada familia de homínidos que conocemos como seres humanos. 

Recreación

Los restos óseos          

Los dos conjuntos de fósiles objeto de estudio fueron recuperados en sendas cuevas chinas durante los años 1979 y 1989 y pertenecen a individuos con características anatómicas similares. Ambas cuevas son la cueva de Longlin y la cueva de Maludong, que significa cueva del Ciervo Rojo, y que ha dado el nombre a esta nueva población “los hombres del Ciervo Rojo”. Durante el 2008 se retomó el estudio de los tres individuos fósiles de Maludong por parte de un equipo de investigación internacional formado por científicos chinos y australianos, mientras que para el individuo de la cueva de Longlin hubo que esperar a 2009, año en que fue extraído del bloque de piedra donde estaban incrustados los restos fósiles, los cuales se mantenían en la propia cueva. 

Los fósiles presentados corresponden fundamentalmente al esqueleto craneal, siendo escasas las partes del esqueleto postcraneal recuperadas (algún fémur, sacro…). El trabajo de los científicos se centró en el análisis de los fragmentos de cráneos, las mandíbulas y los dientes, los cuales muestran rasgos presentes en poblaciones de Homo erectus, de Homo neanderthalensis y de Homo sapiens, así como otros totalmente propios y originales.

La capacidad craneal del “hombre de los Ciervos Rojos” fue determinada a partir de endomoldes generados por tomografías computarizadas y se estimó en 1327 cm³, ligeramente por debajo de la media tanto de las poblaciones neandertales como del hombre anatómicamente moderno, pero dentro del rango de variabilidad de dichas poblaciones.

Cráneo del Hombre de los Ciervos Rojos
La descripción de estas poblaciones asiáticas nos habla de cavidades cerebrales redondeadas con  arcos supraorbitales algo marcados. Además presentan un grosor en las paredes de sus cráneos importante, con un desarrollo de cara corto y de perfil plano, así como índice de grosor nasal próximo a las poblaciones neandertales. Sus mandíbulas apuntaban hacia fuera pero carecían de la clásica barbilla presente en los humanos modernos. Los escáneres a los que fue sometida la calota cerebral muestran que denotan semejanza con lóbulos frontales del hombre anatómicamente moderno, así como una significativa divergencia en sus lóbulos parietales, los cuales son arcaicos.

Dataciones

El estudio publica el análisis de los restos óseos de un número mínimo de cuatro individuos datados por radiocarbono de forma bastante sólida a partir de carbón vegetal recogido dentro de la cavidad endocraneal (LL1)  y por series de uranio  en una horquilla temporal entre  14.310 ± 340 cal. BP a 11.590 ± 160 cal. años BP. No fue posible la datación directa de los huesos por medio del radiocarbono por la pérdida del colágeno de los mismos. La estratigrafía del depósito reveló la consistencia de las fechas aportadas por el radiocarbono en relación a la secuencia estratigráfica. Además, la composición del depósito sedimentario revela un alto contenido de granos finos ferrimagnéticos propios de períodos cálidos y húmedos como es el interestadial Bolling-Allerod (en la transición del Pleistoceno al Holoceno). Un momento en que en China estaba en marcha los inicios de la neolitización con los primeros desarrollos de la agricultura.

Hipótesis de trabajo

Aunque los medios de comunicación se han hecho reflejo de la aparición de una especie nueva de humanos, lo cierto es que los autores presentan dos hipótesis explicativas de los restos fósiles en el propio estudio. La primera, es cierto, sugiere la presencia de una nueva especie humana en los restos de las cuevas chinas, en la cual se observan rasgos anatómicos modernos, presentes en Homo sapiens, junto con rasgos arcaicos de poblaciones neandertales y de Homo erectus. La segunda hipótesis planteada por los autores es que los fósiles representen algún linaje de una población de Homo sapiens arcaica, emigrada desde África en un momento anterior a 100.000 años y que en condiciones de aislamiento genético conservó parte de esos rasgos arcaicos en el sudeste asiático. Una tercera posibilidad (no planteada en el estudio) sería que a la llegada de Homo sapiens a la zona intercambiarán genes con las poblaciones arcaicas asiáticas de Homo erectus, o alguna otra desconocida, siendo estos cuatro especímenes un ejemplo de estos híbridos.

Crítica

La explicación más convincente para estos nuevos fósiles humanos no parece que sea su clasificación como una nueva especie dentro del árbol genealógico del ser humano, aunque no es descartable que nuevos hallazgos en el futuro lo confirmen. Pero por el momento parece una posibilidad más que arriesgada ante lo exiguo de la muestra estudiada. Tan sólo se conocen datos de su cráneo a partir de unos pocos fósiles. Se desconoce por completo su esqueleto postcraneal y se echa en falta el estudio genético de su ADN que apoye su clasificación como especie, ya que los esfuerzos de los científicos por recuperarlo han sido infructuosos por el momento. La experiencia nos enseña como la clasificación de las especies de homínidos a partir únicamente de datos anatómicos extraídos de la Paleoantropología es cuando menos dudosa y arriesgada. Un ejemplo claro es la cuestión neandertal. Anatómicamente es indudable que sapiens y neandertal se han de clasificar como especies diferentes, sin embargo la decodificación del genoma neandertal demostró la interacción genética entre ambas poblaciones humanas con la presencia de descendencia fértil, lo que ha hecho a los investigadores cuestionar su clasificación como especies diferentes. Desde mi punto de vista, la clasificación de especies requiere además de un estudio anatómico, datos sobre su comportamiento social, su producción tecnológica y sus formas de vida, y de la corroboración a través de su ADN.

Quizás lo más sensato sea trabajar por el momento con la hipótesis de que los nuevos fósiles respondan a un linaje arcaico de Homo sapiens, sometido a condiciones de aislamiento genético, y que se configurasen como los antepasados de las actuales etnias mongoloides, propias de esta zona asiática. Las diferencias físicas con los Homo sapiens parecen esconder una variabilidad lógica entre diferentes etnias y si además lo comparamos con Homo sapiens arcaico esas diferencias se ven atenuadas. De hecho, el rastreo de otros fósiles nos conduce a encontrar las poblaciones más parecidas  en los restos humanos  encontrados en África (Nigeria o Sudáfrica), datados en torna a hace mas de 100.000 años. Esta tesis se ve reforzada con el análisis de los aborígenes australianos, los cuales presentan importantes diferencias con los sapiens ortodoxos sin dejar de serlo.

3 comentarios:

  1. Hola Iván,
    excelente réplica.
    Felicidades!

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  2. Hola!! Es la primera vez que entro en tu blog y la verdad me ha encantado. Espero no te importe lo incluya entre mis blogs favoritos en mi propia página y utilice tus enlaces para mis propias noticias. Haces un gran trabajo.

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